Suelo trabajar desde casa pero ayer tenía una reunión en el centro así que cogí mi bicicleta y corrí para allá. De camino suelo pasar junto a un gran centro comercial y en estas fechas no podía faltar un árbol de navidad de proporción desmesurada. Al verlo me paré en seco porque me encantó la idea, era muy conceptual y con pocas líneas habían logrado transmitir exactamente lo que significa hoy en día la navidad.
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La navidad en el siglo XXI en nuestra sociedad significa regalos, comprar y comprar y ese árbol frente al centro comercial lo expresaba mejor que ningún otro símbolo. ¡Qué buen diseño! Desde luego los responsables de marketing lo han hecho muy bien, nuevamente lo han logrado. Un mensaje dulce y atractivo, directo y subliminal que taladra otra vez nuestra cabeza: es navidad y tenemos que comprar, que nadie se quede sin su regalo. Así que lo que había sido amor a primera vista se convirtió de repente en algo triste.
Diréis que no soy coherente, al fin y al cabo Cleoveo es una tienda online y queremos vender, necesitamos vender y cuanto más mejor. Es más, tenemos un packaging muy muy especial para convertir cada compra en el mejor de los regalos. Pero creo que sí lo soy, trataré de explicarme:
Regalar es algo más que regalar
Para nosotros, para mi, regalar es algo más que regalar, es un ritual, un momento casi mágico, una experiencia única que se disfruta desde el momento en que la persona que va a regalar prepara su sorpresa, hasta que la persona que lo recibe descubre el pequeño o gran tesoro que esconde en su interior: pensar en lo que puede hacerle verdadera ilusión, buscarlo, ¡encontrarlo!, preparar un envoltorio sorprendente, entregarle tu regalo, contemplar su cara al recibirlo, ver cómo lo desempaqueta con todo cuidado, y a la vez con mucha impaciencia, notar su ilusión, ¡y por fin! su cara de alegría al encontrarse justo con lo que quería o con algo sorprendente que no esperaba pero que le encanta.
Cuando recibes un regalo se despiertan mil emociones y sin darte cuenta comienzas a soñar con lo que podrá ser. Alargar ese momento para seguir soñando es lo mejor de regalar y eso nos encanta. ¡Genial! Entonces la navidad es el momento perfecto, regalar y regalar. El problema es que hemos perdido todo eso y regalar se ha convertido en comprar sin desenfreno, sin prestar atención a todo ese maravilloso ritual.
Sinceramente cada vez me gusta menos la navidad, cada vez me da más pereza y sobre todo me preocupa Leo, me preocupan mucho los niños. Nuestro hijo no tiene ni 3 años y para el la navidad es eso, únicamente regalos. El otro día le pregunté qué era lo que más le gustaba de la navidad y me dijo que los muchos coches de Rayo Macqueen que le iban a comprar los Reyes Magos.
Me da mucha rabia y no sé como cambiar su mentalidad cuando el resto de la sociedad nos bombardea con el mensaje contrario. No sé como poner freno a todos los abuelos, tíos y primos que ya tienen comprado un regalo para él. Seguramente los escondamos o donemos todos y dejaremos solo 3, uno por cada rey mago. Porque eso sí, me gustaría que creyese, cuanto más tiempo mejor, en esos magos y misteriosos señores que tantos nervios y noches en vela, de pura ilusión, me trajeron a mi.
Estoy segura de que mi suegra después de esto, y ya definitivamente, no me hablará más y que sus tíos me mirarán mal y me llamarán bruja a escondidas pero me da igual, voy a ver si logro que el año que viene, cuando vuelva a preguntarle a Leo qué es lo que más le gusta de la navidad, no me responda de nuevo comprar y comprar.
Quiero volver a esas navidades de un regalo, de un solo regalo al que le prestas toda tu atención, a una navidad sin móvil y sin ordenador, a una navidad de chimenea y largas charlas de sobremesa, a una navidad sin reloj, a una navidad de reencuentros con viejas amistades a las que hace tiempo que no ves, a tumbarte en el sofá envuelto en una gran manta para ver Mery Poppins y Dumbo en sesión doble.
Pronto llegará la noche de reyes, no os olvidéis de dejar agua para los camellos porque llegarán sedientos después de recorrer tantos kilómetros, ¡ah! y unos pocos dátiles, su comida favorita. Para los Reyes algo de turrón y champán. Y si les dejáis una pequeña carta para que la lean mientras colocan los regalos seguro que les encantará. ¡Feliz Navidad!
Vosotros, ¿cómo vivís la navidad? ¿qué hacéis con todos los regalos que reciben vuestros hijos? ¡Qué difícil! Un fuerte abrazo.
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